Imagen cogida de la red
VACÍO
En el vacío no están esas
palabras que pronuncia la gota del rocío.
En los cuatro costados, sólo la
hojarasca que ha ido almacenando el tiempo,
la necesaria página sin
escritura.
Aquí únicamente reside la
pantomima del lenguaje (se pudre el sonido),
y aquella pócima imposible de
espejismos.
¿Qué dedos tocan el ámbito de lo
inenarrable, el celaje lánguido de los zapatos,
la mueca doctrinaria del colibrí?
Algo dejó de ser en las
alambradas: espuma, burbujas, sombras.
(Nos queda el vacío y no hay convalecencia para este oficio del
otoño,
ni hospedaje para la alternancia de la lengua.)
Barataria, 12.III.2014
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