Imagen de André Cruchaga
NEUMÁTICOS
Dar golpes a un trozo de madera con los
brazos encogidos, como un estribillo —herramientas en las manos, canciones en
los labios— era una clase de felicidad de la que no me sentía en absoluto capaz
René Crevel
Debajo de
las varas de bambú todos los años juntos los espejos percudidos del semblante y
la sombra en la ojera del rito tiempo del sonambulismo propio de los puntos
cardinales por fin aquí el germen del insomnio: la gota de la espera de los
sinsabores la entraña seca dentro del carrusel de nudos el estira y encoge del
blanco y negro de las palabras casi putrefacta la muerte del crepúsculo y sus
eslabones seguidos por la muerte de la inteligencia ¿puede la rama perforada
agrupar los sueños deshacer los zapatos de la niebla y el cansancio? después de
todo no me extrañan las uñas ni los discursos consagrados a la sedición no me
desvelan los gorgoritos de patriotismo pero si los juegos del automatismo el
moho del egoísmo en los días futuros ¿habrá amor cuando las calles se llenan de
angustia y uno ignora el sabor que tienen las vitrinas y los retretes? ¿cuándo hasta cuándo la punta de los
albañales en el ápice del aliento en la úlcera de las corbatas en la idolatría
al salmo del incienso? ya he visto de todo a través del vaso del sonambulismo
entre el odio y el amor las facciones oscuras de la hipotenusa el estanque
obtuso de las máscaras las caricaturas puntuales de las nubes después de todo
siempre me quedo sordo en medio de las audiencias: pienso en las ciegas
egolatrías del aceite y el agua ¿entra la luz en las sienes? vos fantasma en el
fósil de mi epidermis tantos relojes mordidos por los parpadeos en masa tantos
bostezos de minutos en la hostia del hueco de la ceniza siempre hay un destino
que necesita de ungüentos en las costillas azules del metileno del mertiolato
algún esparadrapo con sorda nicotina quizá de un analgésico para las varices de
la lengua en lo inhóspito la teoría gregaria de las hormigas el pito de la
sangre coagulada y esa redondez de los
trenes de la herrumbre hay tanta historia acumulada que no sé si sea necesaria
la correlación de fuerzas los tanques de pensamiento en el escombro la bengala
del lenguaje en el cuaderno en blanco: por fortuna siempre agradezco a los que
no me leen a los que prolongan el oído hasta la garganta de todos es el reino
de los cielos y las escamas de todos la babilonia enroscada de la escritura
quién desea para sí verse él sólo en la pantalla encanecida del universo no lo
sé ni me interesa ver el neumático raído de las asperezas ya hemos tenido
bastantes dolores de cabeza ahogos alarmas humo cada quien crepita según lo
devore su propia muerte pero me duele el asombro y el cuerpo me duele la lujuria
la inmediatez de la tristeza “el reino
interior de las ventanas oscuras” tal el decir de Darío o “las páginas fatales de la historia” o “el recuerdo de anhelos conseguidos” de
Juan Ramón Jiménez (la desesperanza es
tan confusa como la muerte) déjame aquí en mi propia ignorancia: no es
felicidad la desventura del aullido soy apenas un niño que quiere ir al mar y
ver hasta dónde llega el horizonte busco la llave y la puerta para huir de mis
acreedores: ah Whitman “escucha el
bullicio de los instrumentos” tosamos la penumbra del estruendo saltemos
sobre el carretel de los días muertos sobre la vidriera fría de las vocales ¿en
qué oración perdimos los plurales?...
Barataria,
14.III.2014
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