Imagen cogida de la red
ZAGA DEL TIEMPO
Detrás de cada cual, los brotes
solos de la luz y el aullido de la tarde,
en su vasto ensimismamiento. (En lo profundo, la sombra invasora),
y la sed como un columpio lento
de espejos.
Las sombras con su forma de
pupila atraviesan la memoria; la arcilla
asciende hasta las vértebras
con su intemperie de gargantas:
atrás la aridez que desangra la ternura,
la orquesta de las aguas
inundando los sentidos hasta el punto de volver
imposible las pupilas.
(Siempre, al final del laberinto, la nada: origen de la pira.)
Vendrá después el mar del
rescoldo, la flama posesa de la hoguera.
Barataria, 09.II.2014
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