Imagen cogida de la red
DISENSO
Mi único disenso es con las
palabras: dejamos sin efecto las ataduras.
—¿Podremos seguir así, entre los
nudos abismales del hambre?
—Vos, harta de lupanares
monocordes; yo degollando sombras
y neumáticos en predios baldíos,
entre cucharas pestilentes y
bocas de carnicero.
Estamos de acuerdo en el jengibre
de las morgues, en los cadáveres nauseabundos del presente, y hasta en disipar
el jadeo en la comisura
de los ijares: no hay ningún
conflicto, salvo las alambradas de los hidrantes
mediáticos, la enfermedad de
ponerle otro nombre a la dictadura
de los deseos, escupir en la
ortografía de las aceras, mientras llegamos
al otro cielo prometido.
Nuestros zapatos tienen el osado
espejo de la cinematografía, (las
palabras
no se resisten a filmar documentales ni a dejar de ver lo
inevitable)…
Barataria, 07.II.2014
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