Imagen cogida de la red
EN SEPIA
Ignoro la razón de los retratos,
así en las pupilas, quiénes son
los protagonistas del mal de
ojo, aquellos que antecedieron a la
misma puerta.
(Cada día me fui intoxicando de tantos testimonios, de la edad
perdida
de las aves, de los adobes pulverizados por relojes siniestros.)
Cada vez, sin más, retornamos a
la cuenta regresiva del humo y el hollín
de las antigüedades, amargos los
dientes del viento,
grabada la prebenda del éxtasis.
En la disputa por la telaraña
bordada de los relámpagos, el misal del púlpito
y aquellos secretos rasgando la
conciencia, la sagacidad de los párpados,
mientras los descalzos siguen
esperando la transparencia
u otra travesía entre los
matochos de la historia…
Barataria, 16.II.2014
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