Imagen cogida de la red
CUANDO SEA LA CLARIDAD
La luz sobre la rama de algún
eucaliptus, en la mampostería de un puente.
Mañana el tren del cierzo entre
mis dedos, en el paladar duro del ave
que gira alrededor del
calendario.
Las ovejas contando los minutos
del sueño, la valía de los naipes,
o la ceniza, la eterna ceniza que
se perdió en los durmientes de las ingles.
—Diré ante la abeja que salta
sobre el poyetón que en el vivir, vamos
cercenando las palabras, vamos
disociando bocas, ojos, espejos.
Mañana, —ya vos y yo, sin
enmudecer—, inclinados con precisión
sobre el seno del pinar
transfigurado.
Una mano vendrá a sangrar de amor
junto a nosotros…
Barataria, 12.II.2014
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