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EPIFANÍA
La mor test la plus courte distance
entre les songes,…
IDA VITALE
entro a la tinta y en ella circula ese viento de nombres
expectantes: no sé si la escena sea la
misma de los relojes y la sangre no sé si es sobrenatural la cobija sorda de la
calle con su color consuetudinario —a veces me pierdo en la cafetería de los
artificios en este oficio de escudriñar las osamentas que guardan los
cementerios no niego que de pronto debo refugiarme en la irracionalidad para no
caer en el toldo de los espectros en las pulgadas de saliva el picapedrero menudea
el granito del antemuro del arco iris (me
estrello en la luna menguante del perro trasnochado sobre el cadáver del alba
escarbo en la epifanía del tránsito y en los maltrechos callejones de las
encías y claro hay días de delirio como el zodíaco rotando en una vídeo
casetera como la eternidad en una cajita de chicles) ¿recuerdas los sueños
en el fondo de la memoria? ¿ves las horas encorvadas cobrando vida la geometría
de la superstición persiguiéndonos? De pronto sobre los paralelos grises del
musgo no logramos conciliar el sueño hierve la olla de los recuerdos nos atrapa
el vapor de las navajas: allá la noche parece una fruta amoratada al punto de
descender a lo lúgubre —un día de tantos sólo pensaré en los fósforos con la
urgencia inaprehensible de los ahoras por ejemplo quiero hacerle costuras al
jersey del humo pespuntes largos tal un tren en medio del paisaje deseo ver el
nacimiento de las estrellas en ese último instante en que la visión se achica y
sólo va quedando la silueta parduzca del aliento (lo obvio es un movimiento de eternidades digo mientras mis pecados se
dispersan en toda la herida de la tinta derramada en el cuaderno) —a ratos
pienso que escribir es una religión: toda la salmuera se religa al peregrinaje
de las aguas que nos impone un iceberg —vos mientras tanto en esos pensamientos
y choque de culturas ser nada no saber nada abrir los ojos por inercia caminar
sobre los crucifijos del murmullo ser igual o diferente a las mezclas ser
inocente en extremo sólo recordar como castigo de las desavenencias de aguantar
hasta el último clavo del suplicio como locos golpeamos el tiempo con nuestras
carcajadas la algarabía —digo— precede a la tormenta no sé si a todas las
tormentas no sé si a la cordialidad de las buenas noches en fin abro los brazos
como instrumento de concordia pienso en el momento cuando me desclave todos los
tormentos me gustaría saber si la inocencia es simétrica y que en ella sucumben
los martillos del duelo sin olvidar que los caminos tienen orfandades y
viudeces bienaventurados los que nunca esperan cartas los que nunca pensaron en
postreros e-mails los que nunca perdieron el olfato por la cercanía de
albañales ahora quiero recrearme en un trocito de memoria quizá en este
paréntesis pueda desvelar lo inexpresable: la epifanía de la otredad en medio
de las llagas de este cuerpo a punto de liberarse…
Barataria, 31.VIII.2013
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