Imagen cogida de la red
FANTASMAS
¿Qué fantasmas suben a mis sienes
grises? ¿Qué anillos giran sin descanso
en el laberinto de mis propias
miserias humanas?
¿Qué sed muerde los aullidos de
la sangre, las distancias congeladas?
¿Qué pesadillas imposibles de
sosiego lamen los fragmentos de ceniza
de mis huesos al punto de
volverlos caótica arcilla?
¿Qué guarda el traje
indescifrable de la carne colgado de orfandad?
¿Quién consume la ráfaga de hojas
sobre el granito?
—La ficción es tan cierta como la
dura faena que muerde las costillas.
(Sólo el polvo y la noche son capaces de depredar las pupilas,
este techo
sin tejas que abraza la mendicidad.)
A mi edad, ya únicamente se
piensa en la nostalgia, no en juramentos
que ahondan cicatrices…
Barataria, 23.IX.2013
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