miércoles, 4 de septiembre de 2013

DUREZA

Imagen cogida de ultrawallpapers.org
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DUREZA




como el pedernal  las sábanas la cortina adusta del horizonte los baúles y estas manos que perdieron la noción del pétalo días remotos días de sílice la penumbra en las enredaderas del solsticio hacia el gris los tapiales moribundos los faroles dormidos en la nostalgia ¿qué fantasmas trotan en medio de la tormenta? entra la espina como un juego de alfileres es el cadáver de los tantos inviernos transcurridos caducas las fotografías como losas prehistóricas hablo de los trenes y del cine mudo sé que hay una isla anochecida en el alma isla que declinó a la geografía al mapa de otras fantasías duelen las callosidades de la tarde confundo el matapalo con la más común de las enredaderas ahora el poniente me parece una mortaja: cada vez me acerco a la caja de Pandora de las inundaciones suda el tren de mis ojos su rancia maquinaria en el cántaro de la hoguera  todos los eucaliptos como largos vagones de un paisaje indefinible es como si siempre asistiera al matadero de las lámparas: solemnes los relojes en las redes del óxido desde la ventana los pájaros que me dicen adiós como una iglesia arropada de melancolía más allá la brújula en la niebla del alfabeto todo el mapa a la sombra del candil gritan los días condenados a las abejas al ruido anegado de adustas estaciones (por supuesto nadie piensa en la escarcha que proclamaron los espejos nadie piensa en aquellos días trizados por la pólvora en los muros que fue necesario derribar con los estandartes de la muerte lo cierto es que el recuerdo se abre al polvo golpea el musgo en la garganta décadas despidiendo sus alucinaciones) si algo he detestado siempre es no saber con quién hablo a quién le doy la mano  y quién quiere morder mis cenizas ¿están hechas las llagas para ocultar los sueños o sólo es otra forma de las aguas pútridas que circulan alrededor de la piel? a veces el desencanto flota simplemente como un navío en las altas esferas de lo humano otras veces expía muerde los manteles se viste de comensal fosforescente en realidad nunca he sabido quien acompaña mis pasos: si la muerte o su mueca si la memoria o el aliento avergonzado de las promesas si la memoria con su salmuera sonámbula o esa otra parte de los retratos que llevo muertos desde el último tren que derramó rieles de dudoso brebaje  (al final me enternece ser viajero de un clima resignado a las estrías de un tiempo de aullidos que no es mi tiempo: alguien dirá que soy críptico como la piedra que nunca responde a los girasoles) mientras me aparto de las disputas a voluntad propia río como una bestia en celo es lo que no me pueden quitar aun sofocando mi sangre y coraje río como lo hace el soldado de infantería sólo fío mi galope a la almohada y al calendario al hechizo de la infancia río aún cuando me juzgan río del perdón y las disculpas de las llaves del relámpago de lo amargo nunca he sido el hijo Pródigo sigo mi camino el que ha elegido mi propio sudario…

Barataria, 29.VIII.2013

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