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CONSIGNA DE LA TINTA
No podré entender la tinta
disuelta en la niebla, ni los colmillos,
ni las dentelladas en el poema: (después de años de escritura, aún no sé
cómo se hace la poesía, tampoco sé el porvenir debajo de las
astillas.)
—Unos arman tapicerías con
huesecillos; otros, cogen a los guijarros
de trofeo: cada quien debe
deshacer el nudo que lleva en la garganta,
sin más ruido que el parto de la
tinta.
(Nadie puede bracear sin aguas, ni ver sin ojos), —si la palabra llana
consagra la arcilla, que así sea.
Si la palabra oscura construye muros,
que así sea. Quienquiera puede
cavar o sepultar los fuegos cambiantes
del espejo. (Yo como muchos, no espero indulgencias.)
Uno es lo que es con todas las
estrías del brebaje del alfabeto.
Con el punto final no cerramos la
hoguera, ni la fantasía, sino que abrimos
otro techo para los sueños.
Si alguien lo duda, que pruebe el
aliento de su vaho…
Barataria, 21.IX.2013
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