Imagen cogida de la red
MARGINAL DE TINTA
Hasta el fondo del poro de la hoja de papel, el mundo y sus
disfraces.
En el sendero marginal de tinta, los lugares envejecidos de
las semanas,
los hartazgos inmateriales de las palabras,
las desnudas fragancias que uno advierte en las fotografías.
Por cierto quiero vengarme de ese ruidito fiero de las moscas
y zancudos,
de lo indeseable que resultan las obligaciones,
—como siempre—
me resulta difícil creer en lo inminente,
en la ceniza donde también se construyen alianzas, en el
terrón de azúcar
de las ofertas, o el simple éxtasis de los analgésicos.
Todo riñe con los juegos que se hacen de la mentira, habrá que
hacerle
cirugía facial a ciertas máscaras, a la fama que tiene hoy en
día la moral.
Siempre la estupidez atasca los senderos. Ya hay cansancio en
esta esquina
del hartazgo, ciertas identidades son deleznables,
aunque en ocasiones resultan inevitables.
¿Quién sueña en la inmunidad del Paraíso, durmiendo en una
cama de pitas
entre carcajadas y mentiras, despojado del arco iris?
—(De regreso descubrí que no eras tan mía, ni
estabas fortificada.
Sólo pertenecías al
escalofrío del tiempo, al baile solitario de la evasión.)
El ojo crece en la página hundida de tus ijares.
Puedes quedarte, allí, poesía, desconocida en mi boca cerrada.
A fin de cuentas, yo soy tan pequeñito como el grano de
mostaza…
Barataria, 2017
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