Imagen cogida de la red
CREPUSCULOS ULTERIORES
Detrás de los crepúsculos ulteriores, las muletas del
páramo, las ojeras.
Cada una de las palabras arrinconadas, la dudosa almohada
de la noche.
Allá, el hondo silencio de las huellas como un monumento
al tiempo.
Allá, como una hoja de papel con su habitual
indiferencia.
Allá, tránsito y silencio y una boca ciega y un muro de
adusto granito.
Allá, los vértigos entre un sinnúmero de horrores, como
ataúdes enmohecidos.
Allá, a saber dónde acaba la muerte, dónde danza la
ceniza sus cansancios.
Qué disfraces muerden con crueldad la desnudez del viaje
íntimo.
Allá, el cuerpo inamovible de las pesadillas, los vacíos
mirando al ojo.
Allá, las apostillas desabrochadas de los esfínteres.
Allá, usted con la mucosa en el ojal del ombligo, entre
ansias y martirios.
Allá, lo innumerable de los paraguas y la sábana roída de
la entraña.
Aquí, cualquier sumo entre inminentes crepúsculos.
Aquí, el reacomodo de mi locura y la caspa y los tiliches
y la mugre.
Aquí, siempre juego a lo inmundo del futuro, a las
castraciones interminables,
a la soledad, a la mentira, a la reclusión de mis dramas.
Aquí, entre mercados y héroes, entre tumbas y religiones
por todos lados.
Aquí, equivocado e inevitablemente muerto.
Aquí, balanceándome dentro de ataúdes, al punto de
circuncidar
al espantapájaros y sacrificar mis gélidos orgasmos.
Aquí, sin vos, como cadáver endurecido, náufrago de
culpas y tiempo.
Barataria, 2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario