domingo, 21 de mayo de 2017

A INMEDIACIONES DEL SILENCIO

Imagen cogida de la red





A INMEDIACIONES DEL SILENCIO




En las inmediaciones del silencio, los ecos de las calles enloquecidas
de miedo, y apenas la luz en su harén de sombras.

El espejo de niebla entre las pupilas y la desesperación a cuestas
como almohada de ojeras en el intenso rito de los nichos de la deshora.

Uno se queda atónito ante los minutos de la impaciencia.

En las esquinas de algún lugar son inevitables los pecados, la ebriedad
hundida entre dentaduras, entre candelabros cuya cadencia nos remite
a predestinadas reumas: la noche es así cuando acecha desde su útero.

El silencio es fiero cuando se convierte en hangar,
cuando deja de ser palabra, y se torna golpe enfurecido.

En estas inmediaciones nos interrumpen las luciérnagas deshaciéndose
en ríos de ahogo hasta hacer su nido en las sienes.

A veces es tarde cuando zumba la sed de las semanas: callan los calambres
de las imposturas, y también los adoquines que conducen feligresías.

Desde luego sigue el goteo con su grieta implacable.

De uno u otro lado no existen relojes mágicos, ni desahorcados,
sólo la huasanga de desesperación de los engendros paridos por la tierra.

A veces nos persuade hasta la embriaguez este desquicio del martirio.
Tacto y nariz, conocen la dureza extendida de la acidez.

Todo es elocuente cuando se desploman puertas y manos y memoria.
Al cabo me quedo, me disuelvo en la amalgama de cabezas de la noche.
Barataria, 2017

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