Imagen cogida de la red
HILO DEL SUEÑO
Cuando nacieron los sueños, el
tiempo hizo lo suyo: la armadura del silencio
ha arrebatado y hecho pedazos la
conciencia. Cuelgo las formas en mis ojos,
hilvano las esquinas, atravieso
los pespuntes de las aguas llovidas.
Siempre es extraño tratar de unir
los hilos del cierzo con la cuchara del eco,
o del bramido, o del reverso
hostil de la herrumbre.
Es arduo unir la grieta y la
memoria, o tejer el hilo en la anatomía del vacío.
Sólo hay hilos de silencio como
pedradas.
Al revés de la alambrada, el pez
muerde la lengua de la historia.
En el sueño dibujado de la sed,
la gratuidad de la campana del ángelus.
(En la cobija sinóptica del polvo, el movimiento en espiral de los
cipreses;
la dulzura concertada de los muertos, el cambio semántico de los
párpados,
el parpadeo casi desnudo del presente indicativo de la miseria.)
Ya muchos han bautizado el arte
de la mentira sobre todo en territorios
definitivos. Es normal no existir
y chocar contra las paredes.
Algunos de nuestros momentos, son
simplemente monólogos, así vamos
tropezando cada día con ciertas
ambigüedades y paralelismos, con cierta locura
a destiempo del mundo. En la
genealogía del masoquismo, las muelas cordales
del tinglado; y sin embargo,
aspiramos a morir de muerte natural…
Barataria, 12.III.2015
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