miércoles, 11 de marzo de 2015

RESPIRACIÓN DEL OLEAJE

Imagen cogida de la red




RESPIRACIÓN DEL OLEAJE




Hay una sensación de subir o bajar, de fluir en el tallo de los litorales.
Entre las aguas, los muslos del lenguaje, la página de espuma que rompe
los sentidos, el sonido subterráneo en cascada que ansía salir de lo profundo.
En los coágulos de las aceras,
los nichos ambulantes de la amnesia y sus huéspedes inmersos en la noche
hincada de los escapularios. Se impone lo incierto debajo de la lengua.
Sólo sé caminar en medio de los médanos de mi única muerte: recuerdo
la hojarasca a mi lado y el mundo negro de mis calcañales.
Toda la fe es ciega certidumbre; el oleaje, delirio solitario, profundo tiempo
de las aguas en el seno de la concavidad.
—A veces fluctúas en el bostezo de los espectros.
A veces es incierto tu cráter tránsfuga.
En mis extremidades crece el grito, los contratiempos arqueados de las hernias,
el furor de los caballos del agua, el laberinto disperso de los metales,
el apretado sudario de las estaciones. Divago en medio de paredes líquidas.
(Son muchos los demonios que me tientan; bajo el sueño se desmorona
el horizonte y su desvelo de sal. En tu suave carne caigo al vacío. Resbalo
en la hoja de la nostalgia de tu arenal de caracoles.)
—Cuando queme toda la luz, nadie podrá negar la ceniza, el agua secreta
de la noche y su respiración de íntima garganta.
Barataria, 26.II.2015

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