Imagen cogida de la red
AVE EFÍMERA
Cruza
la lengua del éter, ese viento de la lluvia que desciende hasta los tobillos.
En
el adagio de la esbeltez, el ave inexplicable en la hechicería del calendario.
En
la rama del árbol nos engaña el vuelo, gira el ala en la garganta,
muerde
el tiempo de la trampa,
allí
donde cada hueco que deja lo efímero es solo torpe amaño.
Caducamos
en los armarios que deambulan en los puertos:
la
luz, dura, como los muelles, efímera como las esquinas de la infancia.
A
menudo sólo cambio de camino para engañarme en este perenne fluir.
No
sé cómo entender lo exiguo de la lejanía. (A
ratos impera la sensación
de no estar en ninguna parte; la grieta de lo
transitorio aprieta el aliento.)
No
sé si únicamente es la piedra la que pervive.
Hay
un grito al filo de la muerte. ¿Acaso se impone siempre la ausencia?
Tal
como la hoja o el vilano, los imposibles del espejo suicida…
Barataria,
22.II.2015
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