sábado, 21 de marzo de 2015

ESPANTAPÁJAROS

Imagen cogida de la red




ESPANTAPÁJAROS




En medio de la aurora, el tótem migratorio del espantapájaros: aúlla toda
clase de supersticiones entre el alma y el conjuro de las pasiones, entre vientos
y sacrílegas sábanas, en la cópula de la geografía y la boca de lo sórdido.
En los canales del eco, prolifera el juego de espejos con lacerados muros.
(Roto los pensamientos, quedan al descubierto los juegos sucios del presente
y el futuro, los frutos chamuscados del espectro.
Alguien enturbia el horizonte espléndidamente y clausura la fosforescencia.
Alguien se rehúsa a deshacer los nudos de las máscaras y la ficción.)
—Vos, en el centro de la caja de Pandora mordiendo los pentaecos de la sombra
y revolviendo el infinito con cuentos chinos. Hacia la risa convergen,
esas revelaciones que ha hecho el eclipse.
Una lectura del asfalto es justo lo que desata la perplejidad. ¿Qué nos queda
por hacer o representar? En la lágrima llueven relámpagos de tizne, ¿Sabemos
que los espantapájaros son sólo la mueca de sangres memoriosas?
Ahora nos pesa más que nunca la historia. El azogue nos da su grano oscuro;
el pincel, sus nalgas iconográficas y la impostura.
El mañana es apenas la  mueca desabrida de la penumbra.
Al final, me salva únicamente, el sagrario de mi nombre, no la viscosidad
del brebaje, ni el tintineo pálido de las hojas…
Barataria, 10.III.2015

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