Imagen tomada del FB de Verg Florea-Fil
TRAVESÍAS INCIERTAS
minúsculos cadáveres reflejan sus momias.
ANTONIN ARTAUD
entre la flor de la espada que golpea mi pecho las travesías desoladas de
los días impares los utensilios desvencijados en la boca los días arrancados
del polen incierto de las travesías —ese largo silbido de hambre quebrada la duda como
una espina de herrumbre en los comensales del grafito siempre fue nuestra la
ceniza que levantaron los meses fue
nuestra la sangre oscura de la ruda y
los rieles que han venido lavando mi pobreza
allí una tras otra la gota de la aldaba las vetas de azufre en el
cadáver de nuestras sienes la nieve de pronto en las red de los párpados la
risa lapidada con mis manos de páramo hacia los muelles la sombra de los
mares y esta sangre de loca
genealogía y esta boca que nació para
morder la espuma del silencio con sabor a ceniza en la lágrima con raíces
saladas el cayado del tiempo como venganza de frutos secos en el hartazgo de
mariscos almidonados que cuelgan de la
olla de presión del tiempo monedas de barro fluyen infinitas en mi conciencia
de noctámbulo Breton, Paul Eluard, Benjamin Péret, Louis Aragon Philippe
Soupaul maestro Guillaume Apollinaire
en qué ritual el paisaje copula y se abre a la vaselina de los dedos sobre el
cuaderno-volcán de la tinta del cuchillo del arbitrio de las estrellas el aire
del agua se torna apocalíptico en las abrazaderas del pétalo que el verdugo muerde en las ingles del fruto
rojo del ombligo hay travesías más volátiles que el éter en la sangre o fugaces
como las cerillas de la luciérnagas en pleno bosque del pubis —el ojo
avanza en los antisépticos de la madera en el gerundio invertebrado de la
sombra hierve la saliva que cuelga del planchador de ropa ah este ghetto del nosotros en la noche cal
viva del primer hervor de las calles donde la niebla repta en las sienes ah los
ríos ahogados de la garganta los relojes y los alquimistas porfiados en la
escritura de nuevos evangelios: en la orfandad le arranco a las paredes su
propia simbología: los grafitis oscuros del paisaje como rastrojos de una
dentadura incierta es tiempo de bajar a las estatuas de sal y entrar a esas
regiones de pescadores con la misma
atarraya agonizante del olvido “donde unas manos más blancas que
el cuerno de las estrellas “ laven la escoria de las rodillas y atrapen
las cáscaras fosforescentes de las luciérnagas en su trance de piedra fugaz así
a través del camino del pincel el aire de tu cuerpo restallado en la vitrina
del filo de mi artillería: “el pezón del día en tu pezón” acaso el oxígeno de
la lengua sin avaricia…
Barataria, 05.I.2013
1 comentario:
(...) Saludó al mar con los ojos, y su corazón se llenó de alegría al contemplarse tan cerca de Venecia.
Thomas Mann
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