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ENTRE LA NIEVE Y MIS PALABRAS
Entre la nieve y mis palabras
cristalizadas, la intemperie (aquí el
recuerdo)
las hojas circulares de Artaud,
Bergamín sepulcral en la
insurgencia, Miró allá en las hamacas
azules del firmamento,
el fluir después de todo en la
boca, casi como caballito de mar,
el tiempo real e imaginario caído
en el asfalto.
¿En qué cobija aparece tatuado el
vértigo, la tela imantada de la perplejidad?
—Simple: me lleno del plural
pasional de la hojarasca.
Sobre el promontorio de nieve que
abrasa los andes, la pala y la sed:
aguas oscuras, el frío que golpea
el pecho como un dogma,
la chimenea que arde, sin
embargo, ciega en los ijares: ¿ves el horizonte?
—(no, quizás sería la respuesta), después de arder en la otra cara,
después de alcanzar la línea del
vértigo de la espiga ascendente.
Entre la nieve y mis palabras, la
barba en remojo dentro de tu pecho.
Y las esquinas del alhelí al
momento de quitarme los zapatos.
Barataria, 11.I.2013
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