Foto de "L'écriture
c'est le coeur qui éclate en silence.".
Imagen
tomada del FB de Oana Paraschiv
ALERO DE LA TERNURA
En el recuerdo, la voz nunca
olvida el nido de azúcar de las frutas.
La emoción acoge los olores del
hambre, me pregunto si toda
la clandestinidad tiene esa
fiebre blanca del arrebato, o es sólo la relectura
momentánea,
del pie metafísico de los
vaivenes.
Todo juega en el pizarrón de las
pupilas, ojo del pálpito
en el bolsillo de la lujuria,
disparo de la hoguera dentro del vaso del sueño.
¿Quién nos hace reír cuando las
gaviotas picotean la espuma?
¿Quién derrite las cerraduras de
la vigilia sobre el pubis de la palabra
recurrente?
—Después del tintineo, la
estación de los recuerdos.
(En la mesa servida nunca se
padece de hambre. Esto lo sabemos al margen del pagaré de los lamentos, después
de limpiar las herramientas y hacer una limpia en la esperma de la genética y
quebrar los trastos comunes del desgano. Después ya veremos cómo le buscamos
una sepultura a los epitafios.)
Barataria,
11.I.2013
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