Foto de Anca
Buzatu, cogida del FB de Otilia Ignat
ESQUIRLAS DE LA INCERTIDUMBRE
…obscena marcha de maniquíes somníferos,
la sombra de los astros es un zorro en su
gruta.
MICHAEL LEIRIS
nada es
fiable en esta aldaba oxidada del aliento cuando el cuervo de la incertidumbre
ronda las esquinas del sombrero cuando el río maloliente de la cubierta de los
libros está a punto de desvencijarse y el cuervo espera el momento preciso para
morder la tinta derramada en las ingles —nos matan —me dices con mal presagio— estas esquirlas
vívidas de la escoria: ¿acaso es la muerte prematura remedo de las simetrías la
que nos acecha con su sangre agonizante? ¿qué porfía nos saja la conciencia e
inventa la turbiedad de las vísceras el filo transversal que tuerce el rostro
del día sin ningún miramiento? —Odiamos el futuro con todas sus variante
verbales mientras escupimos los relojes rancios de la limonada la lágrima
obsesa en la espada sombría del desván o el taburete ¡qué manera de morir la
nuestra! ¡qué destino más desolado después de leer las manos sobre los huesos
quebrados del cáliz el exceso de miedos inconfesos la caverna interna que nos
mantiene en sigilo sin hacer asible al menos la ceniza que escapa de las
ráfagas del mapa de nuestras propias cavilaciones tras el fondo de los absolutos sólo hay
migajas del resuello en la alacena de la mortaja que nos echa de menos con sus
diademas góticas: nos muerde la polilla hecha argamasa la idolatría desollada
de las brasas y aquel atril desde donde alguna vez el viento y las palabras
hicieron su labor de prédica si bien la oscuridad es extenuante y vulnerable el
último verso del poema todo destino es un debate innecesario: aunque hayan
combates incesantes siempre habrá la certidumbre del malherido con el
escupitajo de los escombros el invierno descalzo de los paraguas y el trasiego
del tacto en las quemaduras (con todo,
somos “a solas un número insensato un pliegue en las membranas de la ausencia
un relámpago sepultado en un jardín burbujas donde late la espuma de otro mundo
bestias fugitivas con hocicos y bocinas arrebatados por lo indecible”…) ¿hacia
qué otros ojos nos empujan nuestros párpados
los fragmentos que nos quedan de lágrimas la envoltura que nos prolonga hacia
los tapiales? Ya hemos destruido las parábolas y los proverbios en el propio
sofoco de la sed desollada pero nos queda todavía la yesca colgando de los
dientes —en la próxima estación dejaremos de ser señuelos de la salmuera mueca
y gangrena así queda escrito en las cuclillas del follaje pese al hipo del
cansancio y a estos despojos indecibles mañana con nuestra propias armas
habremos de traspasar las laringes cercenadas de este remedo que nos vuelve vulnerables
frente al granito desasido…
Barataria, 12.I.2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario