El tiempo ha comenzado a robarme la sed: habito colmado de fugacidades,
limitado sin benevolencia, al hervor de la saliva, salpicado de pájaros, pero también de gritos:
todo se hace cada vez, menos perdurable. Y sin embargo, me rehúso a lo efímero.
Imagen tomada de Miswallpapers.net
ELEVACIÓN DE LA SALIVA
De sangre y sueño la elevación de la saliva, el huracán que socaba la dentadura del crepúsculo; de la garganta al pecho, quema el río de sal del abanico amargo de la noche. El acaso siempre es incesante en la redondez del ojo de la aguja, siempre las aguas abundantes en los genitales, la escritura subrayada, salpicante en los puentes obsesos del sueño. Como frutos de la alegoría, los trenes mutantes del ahora encallados en el fondo de nosotros, gritos, manos, humedad arrancada al cuerpo del agua. Junto a la mordida que moldea el aliento, elevo mis plegarias para que amanezca el camino verdadero de aquella ternura que se escapó de las manos; queda tanto después de estar en aguas nubladas: de andar con el desasosiego del viento, de abrir los brazos disueltos en agonía. Después de todo, en la lengua queda un sabor agridulce de la semilla derramada en el quinqué tardío de la flama, también en la memoria que nos golpea con su cicatriz de cielo espectral. El tiempo ha comenzado a robarme la sed: habito colmado de fugacidades, limitado sin benevolencia, al hervor de la saliva, salpicado de pájaros, pero también de gritos: todo se hace cada vez, menos perdurable. Y sin embargo, me rehúso a lo efímero. (Soy animal arrimado a la querencia de la lengua que destila el firmamento: desde luego, desdeño las sombras con presunción de opulencia, me opongo al nudismo sin argumentos, y al diálogo del reloj de arena justo en medio de los paréntesis. Toda verdad es una historia de ilusionistas: jamás ha existido sin el auxilio del arco iris, sin la llave maestra de los anteojos…)
Barataria, 28.IV.2012
2 comentarios:
André,
Sí cada vez todo es más efímero pero debemos mantenernos en el candil, en la punta de la flama, en el tren último –que pasa- aunque nos desagrade. Si nos quedamos en nuestro vagón de siempre… ¿Podremos –acaso- sentir el golpe de una rama, de un árbol, de una palabra novedosa o de una amante furtiva?.
Soy animal mutable, me acoplo al recipiente que me muestran; sea su esencia opaca o traslúcida, sea su verdad la propia calumnia.
Me ha encantado tu pensamiento.
Eres todo un maestro: tengo que leerte –a menudo- para depositar mis pies en la tierra y no sucumbir en los infiernos.
Besos, amigo,
Ann@ Genovés
Muchas gracias, Anna, por tu generoso e interesante comentario. Sin duda la vida es una reflexión permente , memoria, acercamiento. Y al final, todos aprtedemos de todos.
Un gran abrazo agradecido.
André Cruchaga
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