lunes, 2 de octubre de 2017

ZONA PROSCRITA

Pintura de Santiago Rusiñol, (1894)






ZONA PROSCRITA




Entre las aguas borradas de la noche y la profanación de los cementerios el granito de la sombra dicta sus presagios: sobrevive aquí lo que siempre perdura el silencio de las criptas y su polvo la caverna de antes acaso la misma de hoy en día las arrugas antiguas de los candiles el aliento roto y algunas oscuridades sobre el mundo las distancias fallidas de los minutos encima de la espuma en la brasa del vigía se lee el antiguo manuscrito de los ojos y la ciega lágrima de las sacristías alrededor de los eucaliptus se desenjuagan las cornisas de los alfileres y la quemazón que provoca el vértigo de las alegorías (uno camina roto de fe junto con las estrías que nos dejan los relojes en el afán la carcajada pero no los bolsillos si acaso los rincones de la salmuera: todo es pared o celda declives y largas muertes adónde ir cuando masticamos lo incierto tampoco hay desagüe para las braguetas y su deletreo  alguien también suda los enredos de saliva en los retretes y el esplendor ensortijado de la desgracia que bebemos en pocillos de fuego) nos desploma el golpe de cada gemido cada badajo de semen suspendido en los sueños desposado de la brasa del pájaro vencido de pronto la piel toda se huracana frente al mundo de la desnudez repta la mano fragorosa a través de los utensilios de la soledad: el hambre es solemne de ahí las baratijas y la bella extensión de las alcantarillas te veo ahogada en mi pecho de pájaro muerto son oscuros todos estos años de perversión oscura la habitación y los sentidos oscuro el sueño del suicida oscura la embriaguez del espejo la tristeza en su larga sed oscura la humedad de una lágrima y tu nombre de embrollos y el territorio de los desfiladeros oscura la miel que se deslía en nosotros: nada hay de misterio en medio de las ingles salvo la devoción de mis delirios masoquistas y lo execrable que resulta lo que no se puede sofocar con la tormenta (lamer los remolinos de la piel resulta inevitable aunque después invadan los sentimientos de culpa habituado a la intemperie no me son extraños los esqueletos y los miedos nunca he dejado de dilucidar mis recuerdos: a veces finjo las ramas de tu aliento en mi tórax la juventud de entonces y su siembra)…
Barataria, 2017

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