Imagen cogida de la red
ANILLOS
Noches insomnes todos los sueños
Se barajan con sueños insomnes todas
las noches
Las velas se hinchan y el océano ríe
Todo está preparado en el concierto de
las naciones
Braulio Arenas
En los
satélites hipotecarios del pétalo los mismos fantasmas en los calcetines de la
ceniza nos muerde la hoja del absoluto en el antiguo océano de la transparencia
aquí los estrechos fervorosos en los ojos el antes el ahora el después todo en
el ojo de la ventana los zapatos en las hormigas del karma quizá la memoria
envuelta en la sábana del calendario como otra infancia persiguiendo canicas
ese tiempo ido de los deseos de trenes redondos como la gota de cierzo a punto
de hacer su travesía en la aspirina de los lamentos del viento nunca sabremos
la clase de locura de las campanas ni la sombra del ijar en la boca ni el
ijillo del reloj moviéndose de golpe en las sienes en el vacío siempre nuestras
respuestas son ante el grito la súplica la ciudad que nos azota el paraíso
soñado la otra parte de la historia que descubre la solapa del espejo —a veces nos reímos de los fantasmas de las palabras de las
tarjetas postales que cuelgan en el traspatio de las habitaciones ante los
millones de anillos de las luciérnagas el vaso azucarado de las alas el mar en
su invencible lucidez los sueños escrutados en la rendija de las alacenas y
aquellos miedos y aquellas cadenas: aprieta el alfabeto hasta ahogarnos el
impúdico recuerdo de la lengua el infierno de la cordura como una pinza
despierta en los brazos (afuera la vigilia
es redonda como las monedas la luna amarilla despoja el aliento las paredes
fúnebres de las burbujas a veces es volátil la pulsación insaciable del paladar
las elegías que gimen en la desnudez de la lluvia) en medio de la maraña es
necesario retornar a la normalidad de las escaleras cogerle el pulso al
misterio a la risa cárdena de la noche lamer el interior de las armaduras
hundir el fuego de las mochetas limpiar la bacinica de las compuertas del sueño
en cierto modo todos somos centinelas del viento fantasmas invisibles de las
fronteras merodeadores de los dedos del musgo ante la confabulación del surco
la semilla del entresueño el fogonazo de la tierra en su terquedad de arado en
el violín transitorio de la cerradura el atlas inclinado del relámpago en el
calendario de las pestañas siempre hay pájaros que invaden los jazmines siempre
hay ángeles terrestres del absurdo sumergidos en la garganta de Vallejo cada
mapa en nuestras manos rompe el silencio en el torso de la latitud el mundo
quebrado a nuestros pies la queja rota del cántaro sobre el cataclismo a cada
realidad le ofrecemos nuestros páramos ¿es el mundo otro apocalipsis acompañado
de tantas sinrazones? con vos la raíz creciendo en las substancias de las
invocaciones heredamos la ciencia del bautismo de las palabras ¿es transitoria
la ráfaga y el horizonte de los encajes de la risa? —juro que en el granito áspero de
ciertas épocas el pulso es más fulmíneo que la almohada más profundo que el
pozo de la historia hay algo que nos dice siempre los días extraños de la duda
el polvo de las osamentas el callejón sin salida del filo hirviente del arraigo
a ciertas fiebres: el rocío sobre el espejo por ejemplo la mesa intensa del pálpito
el trompo calcinado en la sal aquel bosque desnudo de la nostalgia en la
inocencia el rascacielos de la rama de ocote el rumbo delirante de la
trementina acaso los presentimientos como la sed de las tormentas ¿nos reímos?
sí debemos reír en el acuario del sueño sobre todo en el hambre infantil de los
anillos del trompo en los mismos ascensores de la risa y el confeti allí los
zapatos con vocación de alas allí en los andamios de la brizna junto al delirio
intransferible de la respiración (siempre
el destino de los sueños es intransferible)…
Barataria, 31.VII.2014
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