Imagen cogida de la red
AHOGADO VACÍO
En el fondo de lo inminente, el
cuerpo suspendido en el vacío.
La otra orilla de mí, impasible
del pájaro desbordado en la neblina.
En las cortinas de la distancia
vertical, el gris de la zozobra y la miopía.
(En el cine mudo siempre vi ciudades muertas, inmóvil la piedra de
la soledad
y su tiempo derruido.) No veo el heroísmo y esplendor de las ventanas;
tampoco el destello hondo de las
luciérnagas.
En muchas partes del planeta se
disfraza el día de vida, pero sabemos
que la muerte se ha vuelto
intocable, merodea con inmensa garganta,
multiplica sus viejos ataúdes,
nos persigue con su armadura en
desuso.
Quizá ya no vivamos, pero siempre
estaremos inagotables y fértiles,
como el granito, como ese
rescoldo recóndito de las parábolas…
Barataria, 08.VIII.2014
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