Imagen cogida de la red
HUELLAS
Esto de andar, multiplica las
sombras, crece simplemente la avidez,
los ahoras absortos, —huellas de
una tinta imantada de espesura.
Es como si el infinito alumbrara
las profundidades, el granito a veces
arrastrado por los ojos.
(Todo lo efímero queda impregnado de horizonte),
los zapatos que apagan los
cirios, la sangre en la ventana de la escritura.
Cada semana fue la tormenta
devaluada, la gota estriada de la carne;
cada fruto hizo rieles de
soledades,
(siempre el país me ha resultado un dilema, el peñasco de la
otredad
en los labios, la hechicería que dejan los pies descalzos.)
Siempre a lo largo del camino van
quedando los sedimentos de los días
abatidos: el ojo en llamas y la
puerta al mar de las distancias…
Barataria, 17.IV.2014
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