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AGLOMERACIÓN
unos
despojos de aves de corral un baño y su bañadera rota por el rayo
un
caballo acostado sobre un altar de ónix con incrustaciones de piel humana
una
cabellera desnuda flameante en la noche al mediodía en el sitio en
[que invariablemente escupo cuando
se aproxima el Ángelus
César Moro
Me metes nos
metemos en ese laberinto de la porfía todos callan y palpitan ríen nosotros
sólo soñamos con el vuelo pensamos en tanta tinta consumida en pedacitos de
papel el gran cartel del mundo y sus paralelos de onomatopeyas certificadas
¿qué forma tendrá el sombrero de mañana? ¿de qué subterfugios ideológicos
saldrá la nueva leche pasteurizada? ¿en
qué rieles por ejemplo nos golpea el prensapapel de la conciencia y los
titulares de los periódicos acostumbrados a hacer lavados de cerebro? nos
elevamos en un instante para afeitar nuestros ojos limpiarnos antes de escapar
de lo traslúcido de las estatuas —tambaleas ante el mordisco de la
tormenta mortecina de las ventanas y los escaparates es demasiado cuando hay
tantas municiones en la calle a usted —lo sé— la resfría el diablo de las ideas
piensa en la última noche fumando un
cigarrillo piensa en el precio que hay que pagar por una flor yo
simplemente quiero subir la escalera del ataúd que cuelga del mingitorio nadie
está ya ni mamá ni papá ellos por suerte cabalgan sin bolsillos sobre tanta
calle desierta claro antes quiero quemar mis demonios la sardina comida al
mediodía el aguacate en forma de pera universalmente todos nos fecundamos cada
quien lo hace a su medida (la perplejidad nos inunda a veces nos
acobarda con estos hábitos jamás podremos ser historiadores del orden social
que nos aqueja pienso en los pasadizos de la luz y tus pezones erectos así al
punto de la claridad frente a mis ojos allí la práctica constante de la
reverencia) el Ecce homo de Nietche nuestra flaqueza en cierto modo es
filosofía tenemos un sentido de la realidad a flor de piel son un libro
ligeramente comparable al mar mitologisemos la fuente de nuestro haber la
irracionalidad es mejor frente a la estupidez imaginemos entonces los fuegos de
la desesperación las calamidades los vestigios: toda lamentación oscurece el
pensamiento no podemos reducir a nada esta voluntad de perpetuarnos lo finito e
infinito nuestra proclama es Evangelio el universo es ilógico el orden es
ilógico la Nada son simplemente dos sílabas de la humanidad salvémonos
mordiendo la agonía no en la eternidad sino en este único instante verdadero
donde no tenemos catecismo quizá Esperanza aunque es una palabra dudosa y
sospechosa manipulada desde la trinidad a menudo defectuosa procreadora de
trampas ¿qué significa estar aquí y devolvernos el uno al otro? para
inventarnos aleteamos y nos adentramos en la vertiente del galope ¿qué diría
San Agustín arrepentido antes de darnos cátedra haciendo a un lado la memoria
el íntimo recuerdo de la voz soberana —por suerte a nosotros no nos
cunden los golpes de pecho: acabamos siendo lo que somos todas las formas de la
duda sin excusa alguna de agonías no hablemos —usted y yo— nos figuramos un montón de cosas hablemos por ejemplo
del frenesí del animal en medio del soplido de la niebla hablemos de la preñez
y la lascivia la lluvia lo es el mundo lo es la libertad lo es la muerte la
oscuridad el placer de las semanas la acústica del semen la fiereza de los
sentidos el huerto la cama los espejos ay cuando nos vemos ciegos y compartimos
de rodillas la Sodoma la histeria el rococó de la saliva las costillas y el
barranco el gran espejo pajizo que nos imanta ay los milímetros que muerden el
estallido las manchas de la lucidez ulterior (antes de ya no ser la palabra derramada Maldoror en picadillo de
hambre)
Barataria, 14.IV.2014
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