¡Qué profunda la luz que se hundió en el aliento,
el paladar arqueado de la clandestinidad,
cuando sólo la desnudez cantaba entre las piernas!
Fotografía de Alfonso Aguirre
APAGA LAS LUCES DEL SUBSUELO
Apaga las luces del subsuelo, la mudanza inminente, hondo telar del pétalo en tu nombre infinito. A veces, el desgano se hace presente en todo: todo es luz. Noche, madrugadas donde el sueño se despierta en la aurora. Apaga la luz del subsuelo, que se vea el cielo o el mar del cuerpo, la nieve derretida en el ombligo, el calendario espeso del esperma sobre la melodía temblorosa del pubis. ¡Qué profunda la luz que se hundió en el aliento, el paladar arqueado de la clandestinidad, cuando sólo la desnudez cantaba entre las piernas! A veces grito, ¿escucha la noche estas manos mortecinas en la ceniza, este horizonte debajo de los ojos? De pie, sobre la piedra de la noche, no caben los sueños en el anfiteatro, no cabe la sed en el vaso de tus manos…
Barataria, noviembre de 2011
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