TREN DE MIS LIBROS

Imagen tomada de PICASA

TREN DE MIS LIBROS

Sobre los rieles, en los vagones de mi infancia, los trenes,
los libros de los árboles,
los libros del viento,
los libros del río,
los libros de las piedras,
los libros del mugido de las vacas, los libros del buey en el surco,
los libros en la alborada del primer amor,
los libros de las noches y las sombras,
los libros envueltos en campánulas moradas,
los libros de los muertos y los vivos,
los libros incendiados por las manos,
los libros de los sueños ardiendo en la memoria,
los libros gemelos de la aurora, (aquéllos que nos dieron fuegos
y nostalgias, aquéllos que consolaron el alma denuda
cuando hacía frío,
los que fundaron el tiempo y los sueños,
los que humedecieron de música y vientos,
aquellos de amplio litoral y bosque.)
Entre el Escarabajo de oro y el expreso de Oriente,
entre Charles Dickens y Conan Doyle,
entre Ray branbury, El fin de la eternidad de Isaac Asimov,
y el Cyberpunk: todos son trenes dóciles en las palabras,
aire que alberga la memoria,
estaciones de mi temprana juventud: trenes, libros,
donde siempre llegué a feliz puerto,
con el rostro en la luz y los brazos en el horizonte del alba.
Sobre el calendario, los vagones de las páginas,
sucesión de peces palpitando en el agua,
febriles historias en los dientes, —febriles los murmullos,
los ojos en los sucesivos durmientes del alfabeto.
Por cierto que, a menudo, ninguna otra cosa perdura:
sólo este mundo de bosque,
se aromas en la palpitación súbita.
Sobre los rieles, en los vagones de mi infancia, los trenes,
los libros encendidos, encendidos de sed,
el libro profundo de la tierra, aspirado por la fantasía,
el libro inventado de la acuarela,
el libro de los relámpagos,
el libro de los vivos y los muertos,
el libro inmaculado del barrilete,
el libro vívido que aún sopla en las mejillas,
el libro de la semilla y la deshora,
el libro, en fin, que guarda la memoria, callada esencia
de los trenes, espejo latiendo en el tiempo…

Barataria, 01.IV.2011