lunes, 17 de abril de 2017

CUADERNO DE NAVEGACIÓN

Imagen cogida de la red





CUADERNO DE NAVEGACIÓN




Cada vez la noche desabotona sus aguas oscuras: ciega la desnudez redonda
del ombligo; suben y bajan los pensamientos entre los dientes.
(Se encorva la viscosidad recalentada, el fermento del bajío. El terroso calor
del objeto humano, la genealogía sumaria y oscura de la tinta.)

En ese abismo inédito al que aludo, intento darle sentido a la brújula
y certidumbre al hartazgo como un ave de rapiña.

Navego en el cuaderno de piel de tu quimera despierta en mis manos.

Somos los dos al mismo tiempo los que convertirnos el cuerpo en otro lenguaje;
en otra sombra de rocío y brasa, en otro tren de absortas aguas.
Ardemos de terrible lluvia en el claustro hondo de los brazos y la boca.
Emerge la avidez de terciopelo de la planicie inaudita del rayo.

¿Podemos escribir sobre la noche nuestro propio misal? Esta historia
de campana del poniente, esta escritura sin horario, fértil de ardimiento.
Un hilván tras otro nos amarra. (Todo el destello del cuerpo circula
en la anatomía, en esa magia de luz que cambia rostro y acelera el pálpito.)
Ya en la última página de los sucesos,
entramos al silencio por aquello del saqueo: queda allí, perdido en los poros,
el secreto tatuaje del discurso, la imagen exacta del poema.
Aquí, la necesidad de inventariar la historia y el cómo, entonces, sostener
ese regazo para que nunca llegue la sombra de la noche.
Nunca más la casa oscura, sino la germinación del vuelo y tu olor perenne.
Barataria, 02.III.2017

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