Imagen cogida de la red
VIEJOS DÍAS
Tras la harina consumada de los
días indelebles, el desvarío líquido
de las celosías, el tabanco con
sus murciélagos inextinguibles: allí, los viejos
días como una vena abierta
colgada de los mástiles.
A menudo es locura el despojo de
los recuerdos, esa neblina, de pronto
miserable en los sentidos.
Con toda la herrumbre en la
almohada, no existe moneda que evite la tortura,
ni atrios para levantar nuevas
efigies…
Barataria, 02.XI.2015
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