jueves, 29 de octubre de 2015

OLVIDAR EL INFINITO

Imagen cogida de: recreoviral.com/lugares/35-
fotos-magicas-de-ninos-jugando-alrededor-del-mundo





OLVIDAR EL INFINITO




La única versión del infinito que tenía ya la he olvidado. (Es un poco —o nada—
la multiplicidad del polvo en los armarios, en aquellas viejas fotografías
de la vida, o de la muerte, o de la escritura, o del adulterio de la mosca chirriante 
sobre la mesa, o la escritura del sexo sobre el armario,
la lectura homologada de los sentidos, ese otro texto agrietado de la hojarasca.
Uno no sabe, por cierto, —yo no lo sé—, de qué goma de masticar proviene
la saliva, ciertas perversiones o servilismos, ciertos clisés del destiempo.
El verdadero sentido del sentido está al otro lado de las brújulas, en el pulso
matutino de los espejos, sobre el espejo roto del tejado.
Duele la oscuridad con una bitácora de orgasmos inciertos: duele esa extraña
posibilidad de no encontrarse. Duele el filo de la cuenca de los ojos.)
—En el universo de las palabras también es menester tener afilados los dientes,
trasegar desde la tinta el árbol de los imposibles.
Hierve el ojal de agua frente a los ojos; aquí, uno vive en permanentes absolutos, 
sin que nadie cambie su mansedumbre, o su extraña perversión.
Ignoro si alguien más quiera olvidar el infinito y sus monedas y sus hot dogs.
¿Acaso no se ven las ojeras colgadas de las pesadillas o de las criptas?
Es un tiempo donde no debieran de haber deudos, ni azadones, ni maremotos,
ni manos ajenas en las propias manos.
Posiblemente no podamos olvidar el infinito: es casi juego de la infancia,
tronarse los dedos y luego tirar la desnudez en una cachanflaca* hasta alcanzar
el milagro de las distancias. Siempre hay otras miradas en el firmamento.
Yo por si acaso, también juego al filo de lo inminente…
Barataria, 18.X.2015

*Cachanflaca: arma de fabricación casera para tirar piedras, compuesta por un pedazo de cuero... Usualmente de una lengua de zapatos y hule; es similar a la hondilla.

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