Imagen cogida de la red
SOMOS
AYER
En el
vestíbulo del presente, somos esbozo, pero también sombra del pasado.
Somos la
respiración de ayer en cuyo aliento suena la flecha del conjuro.
Para hoy, el
desvivirse en los candiles.
Vive el
antifaz como pétalo candente: en cada fuego, el fuego invisible del reloj,
El césped
horizontal, ciego del sexo. La piel ofrecida al deseo.
(De pronto, hay despedidas
latentes en cada recuerdo, objetos desechados,
cucharas trizadas en el espejo,
retrocesos de último minuto, ausencias
como los días que jamás
resucitan.)
En un
instante somos ayer.
Lo que fue
en cada muerte de la lluvia. Los cascos de la salmuera.
Siempre es
cortejo la disparidad de lo efímero: en los güishtes dispersos
de la
melancolía, los contornos de la sal en el firmamento de los ojos.
En la piedra
pómez de la dádiva, nadie puede elevar a acuarela el sesgo
afilado de
las fotografías en sepia.
Barataria,
21.XI.2014
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