Imagen cogida de la red
AGUA SUBLIMINAL
Hay aguas de las que no tengo
conciencia, ni el ojo del día se percata de ellas.
Y sin embargo, el subconsciente
no da tregua a la sórdida hojarasca
del trasmundo: el Todo discurre
arraigado a la escritura. Ese insomnio
de cuchillos del tamaño del
universo.
(Si miramos al espejo, es honda la humedad de las paredes del
cielo. Detrás
de estos extraños días, solo la mancha gastada de la indulgencia,
y la luz
que no es de este reino, sino del vilano que presagia la
salmuera.)
En el adviento de lo que subyace,
los párpados hasta el ascua de la garganta.
Después, conmigo, el espejismo
como unitario brebaje.
En las escenas del tiempo, tal
vez a la distancia, otro oráculo disuelto.
Barataria, 16.XI.2014
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