Imagen cogida de la red
VÍA DOLOROSA
En
ese cuadro en que estoy muerto, se mueve tu mano, pero no
puedes
impedir que me vea, traslúcida. Acabo de ganar la eternidad de esa
postura,
y me molesta que me hayan recibido tan fríamente.
Gilberto
Owen
Tanto como
un paisaje evocado la lanza cimbrada en el costado el horizonte hosco
rechinando en las costillas alrededor de la madera las manos amarradas: esa
tortura de cargar sobre los hombros el fin del mundo sin más que el hierro
exhausto en los tobillos: ante la avalancha solo la ebullición de la sangre los
Lucas los San Mateos Los San Juanes las Magdalas y los ecos clavados en el
cansancio de los días postreros y la transfiguración —te veo en esa ciudad extraña cobijado con la muerte bajo la tarde
los párpados caídos y el feroz juicio de la incertidumbre después no solo es tu
cadáver sino cientos de cadáveres: los bolívares los san martines los marcos los
anastasios los romeros los condenados de siempre a la incertidumbre: todo es
oscuro en la noche de los imperios el hambre la sed devorando las paredes de
una geografía insana ¿en qué patio de luciérnagas está el alba la luna blanca
de la alegría el árbol de luz de la esperanza? aúllan los túneles macabros de
la oscuridad por más no entiendo la gramática del terror ni los manuales
cifrados de la Central Intelligence
Agency ni las otras inteligencias conspicuas urdiendo tramas en medio del
rocío hay bramidos imponentes y calaveras exhibidas como verdades ¿quiénes nos
miran desde el interior de sus radares desde ciertos litorales donde el vómito
es una verdad? ¿hasta cuándo la libertad para amarte para congregarnos junto al
océano frente a la luz y no al costado? sé que vivimos ante múltiples tormentas
ante arquitecturas fatigadas ante sombras siniestras todavía siempre vivimos
errantes abriendo el surco desde el huerto hasta las semillas disecadas de los
alineados y no alineados hemos viajado entonces desde la pérdida de tantos
nombres hemos caminado pese a que los sueños nos fueron arrebatados cercenados
carcomidos (la sed es fuga permanente
hacia el infinito) a veces nos sonríe la sospecha y esa soledad extraña en
el filo de la agonía nos estremece la miseria consuetudinaria en su nido la
muerte ¿hay necesidad de justificarla? hay necesidad de remontar el tiempo y la
historia evitar los sensacionalismos: frente a este sordo universo la soledad
pero también los ojos y el amor que en algún lugar germinan (recordar debemos recordar la inocencia no la
perversidad darle ciudadanía a la compasión el miedo ha creado industrias
colosales recordar a perpetuidad recordarte entre lo nefasto y alevoso ¿fue
aquello un designio? fue sin duda la moral pervertida la dimensión macabra del
poder) entretanto qué hace la cruz
en medio nosotros si su origen es nefasto no es luz sino despojo y sombra ciego
ornamento de la muerte siempre veo allí el mar muerto de los sedimentos y el
nudo ciego enjugando la sal de las mejillas me zambullo en esa vía dolorosa del
espejo la intemperie en la garganta de los siglos la puerta falsa de la ternura
con sus insomnios: una y otra vez la tinta amarga de la noche Wall Street en
los sentidos los centros financieros mundiales sin buganvillas sin flores de
lorocos sin mangos que maduren sobre la mesa entonces dónde está Aladino los managers of sexy shows el cyber sex puestos a disposición de
innumerables audiencias en la carne hiede el aliento del tiempo y su permanente
acecho apestan en medio del desierto los nombres inmolados estas glorias y
estas pascuas y estos calvarios que tienen su origen en el candelabro macabro
de las venas paradiso paradiso paradiso ¿por quién doblan las campanas? ¿por
quién ulyses?...
Barataria,
18.IV.2014
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