Imagen cogida de la red
OSCURIDAD
Qué oscuras son las córneas
pintadas de la calle. El ojo disuelto de la lluvia,
la demencia que está allí
petrificada enfrente del altar.
Apenas la superficialidad en los
vitrales de sed de las semanas.
Apenas la sombra o el ruido sobre
el pedestal que grita en su laberinto:
el tiempo y la multitud sin
drenajes,
los días insoportables del pájaro
haciendo nido sobre calaveras,
el teatro demasiado sobrio para
mis pesadillas.
Un hombre como yo, echa de menos
los cómics póstumos del absurdo,
y la lengua inmensamente negra de
la tinta sobre la hojarasca de la escritura.
Antes de la Nada, solo tu cuerpo
clínico, el chirriar doble de la puerta
en los horcones del pez ciego de
la sombra.
En la tumba de los pronombres, el
padre nuestro y su tiempo…
Barataria, 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario