Imagen cogida de nikonistas.com
VEREDA
Sobre el camino de hojas, el
aliento de los zapatos recorridos.
Algo hay en este juego de azúcar
de las aguas: las ramas del arroyo y el ruidito
negro de la tinta sobre la
página. ¿Bajo qué techo el plafón del espejo,
ese tiempo de enfrente con un
hilo de cadáveres?
(Ignoro si los años fueron inventados con bujías para acelerar los
ojos
del fermento de cada día, o si son las ojeras, todas las
luciérnagas
que murieron sosteniendo los desiertos de la garganta.)
—Ya antes había caminado sobre
estos mecates desgastados. Por si acaso,
retorno cada día a deslizar la
lejanía (los recuerdos son la mejor
compañía
para el enjambre ciego de los párpados.)
En el sombrero del pájaro
guardián resguardo mi amuleto…
Llena de alas se quema la vereda
del aliento: soy experto en sed y sueños.
Barataria, 19.VIII.2013
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