Imagen
cogida del FB de Patricia Comanescu
MONTAÑA
Hay montañas definitivas como un
océano. Montañas profundas y virtuosas.
Levita la órbita de los relojes,
y los dominios gimnásticos del ojo.
—Trabajo desde la transparencia
de los desaguaderos, sin más claridad
que las posibilidades del día.
Ahí el vuelo con sus efluvios,
así este magnetismo arremolinado
en las aguas del viejo estanque
de mis alucinaciones. (Saludo y me
despido
de mis huesos, retorno a mi humanidad empujado por preguntas.)
Me aproximo al verde de las
lámparas, el otro poema que muerde mis ijares
sin descanso. Pienso en el
sudario y los cementerios.
(A menudo el verde quema todo el firmamento.) Convulsiono
como la madera de la noche…
Barataria, 22.VIII.213
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