domingo, 4 de agosto de 2013

MURMULLO

Imagen cogida de la red




MURMULLO




Se abre como un océano la gota del recuerdo, sangre de fuegos
agónicos ahí donde las manos ya no pueden arar la tierra, ni repensar
los círculos que hizo la libélula en su trance.
(A menudo sólo somos palabras en la oscuridad del universo;
solo palabras de alienada súplica,
libélulas en el vaivén de la jornada, vorágines de lo irrespirable.)
—En las calles pasa lo mismo: el ahogo que nos muerde las uñas,
la ebriedad de la duda como una tenaza enmohecida,  el granito derramado
en los domingos. Pero todas estas aguas del desvelo son humanas.
Uno no sabe, por cierto, hacia qué inclemencias va la boca,
el pedazo de cuajada entre los dientes,
o aquella estatua desafiante sobre el césped.
Por desgracia, estamos hechos de símbolos: mientras cuento las espinas,
procuro entender la metafísica de las monedas, el rumbo sordo de la piel.

Barataria, 28.VII.2013

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