Pintura de Vladimir Volegov.
SONIDO
Es cuestión de tocar lo insólito
e incendiar la puerta del absurdo.
Hay lugares que exceden la
totalidad del pulso: el jardín con hormigas
de los poros, algún villancico de
cipreses.
—Mirémonos.
Descendemos a la palabra
inesperada del pájaro; es difícil detener
una lágrima en su grandeza de
nido líquido.
(El colibrí nómada del viento, rompe la ebriedad de mi cripta.)
Inadvertidamente el chorrito de
agua del tropel que engendra el desamparo.
Barataria, 10.VIII.2013
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