Imagen cogida de eldesvandelpoeta.ning.com
GALOPE
Después de todo no hay horario
para cabalgar sobre las fotografías
del fuego, ni pájaros trapecistas
en las vértebras de la ortografía.
(Siempre comulgo con los cambios de estación
de los espejos, el delirio describe
las líneas subterráneas de la pequeña isla que forman mis
zapatos.)
—En la confusión de la piel,
hay palabras líquidas —¿escribo?—
que me recuerdan las esquinas del muro
sordo del lenguaje: siempre es
así cuando se abren las entrañas
y el silabario arrecia oscuros
cascos.
Hoy, por cierto, aprendí a leer
el almanaque y su respiración de horas
circulares. (La lluvia hizo lo suyo con sus herrajes incognoscibles.)
Barataria, 13.VIII.2013
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