Imagen cogida de la red
CÓPULA
Redoble de tambor en el jardín
del instante: constelaciones
desde el interior de las
palabras. Gira el reflector de los girasoles
hasta aligerar el lecho donde
discurre errante el oleaje.
¿Cuántos años juntos caben en los
párpados, en aquella voz que sale
al encuentro de la bodega del
umbral del sorbo?
(En primavera no hay tiempo para renuncias ni para ver el
granito.)
—Vos y yo lo sabemos: aquí el
infierno —si es que existe— es benévolo.
Vos y yo, en la bodega de la
humedad.
Vos y yo, en la bóveda del
alambique.
Asidos del relámpago,
resplandecen los monumentos, sustento que bifurca
la antorcha en el confiado mimbre
del vaho.
(En medio de todo, los atributos del balbuceo.)
Allí, a voluntad mutua, la
deshora en el pergamino de lo ardiente.
Luego, obediente, el conjuro del
ungüento…
Barataria, 21.VII.2013
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