Imagen cogida de la red
ARDIMIENTO
En el patio de la sangre, las
imágenes del ardimiento, los días colosales.
A pie juntillas, el pan y la
espina; las palabras en la casa del fuego.
Quemada la memoria, esculpidos
los días de teatro, ¿nos queda algo
todavía por vaciar o disecar en
el pozo ciego donde mueren los perros?
(Un día los ídolos terminan por ser sólo el enjambre de muladares
de feroces rupturas.)
Cuando uno descubre las paredes
manchadas del presente, pero también
las del pasado, hay que
reinventar los jadeos para el futuro.
Sobre los ardimientos, prefiero
ahora los hisopos y el azul de metileno;
adentro del agua, la sed y sus
confluencias,
la ebullición que apuñala los
ideogramas del aliento.
Barataria, 30.VI.2013
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