Imagen cogida de a red
HUESOS
Cada herida, la sangre, los huesos encabritados, rotos cántaros en
los ojos.
—Déjenme aquí, ciego de mirar la
eternidad, que bullan los poros
desollados, la muerte, la espera
en medio del escombro.
(Nada es irreal cuando las agujas de la luz se posan sobre el
alba)
Lo siento, —la piedra que
descuaja el ojo: cada día el cuerpo se llena
de urgencias, entre otros, los
cirios, los desiertos inviernos de las ramas,
el aserrín oscuro como un río
entre los armarios de le lengua.
¿Desde cuándo destejemos la bruma
encima de las paredes? (La noche
quiebra mi propio aleteo, y tensa el movimiento de las sombras)
¿En qué bosque despiertan mis
propias osamentas, el cuerpo desmochado
de vacíos, tu propio cuerpo de
jardines fenecidos?
—Voy, como van todos, abriendo
las costuras convocadas, el grito,
la brasa, los periódicos: hay
demasiada negrura en el tintero,
(las bisagras de los goznes pulsan en la última sal de la noche)
Frente a mí, el signo de los
tiempos, el feroz eco de los silencios, la hora
que agrupa los pensamientos, la
madera que se abre al descenso…
Barataria, 31.III.2013
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