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cogida de canonistas.com
SOBRESALTOS
En la claridad del silencio, la
rama interpreta sus mutismos.
Cada vez, frente al viento, la
ceniza se esparce de puntillas.
Alrededor de la tumba, los
epitafios del poema, el poema blanco
atreviéndose a morder las
cortinas del infinito.
Afuera, los libros mancillados de
los poros, la frustrada espuma
de la saliva, esa eternidad
efímera enclaustrada en los orgasmos.
—No creo que sea liviandad de los
párpados, este vaivén de telarañas,
sino el sobresalto, análogo a la
sombra.
Desde lo hondo de las visiones,
la alegoría insondable del pensamiento
y todas sus formas desnudas de
senos, todo el azúcar inmóvil
de los estíos de cuaresma.
—Dejé de creer en las aves
mensajeras de la extravagancia; ahora,
sólo acomodo mi tiempo a este
reino de huesos contritos,
sin más pronunciamientos que el
desbarajuste de las retinas.
(Pese a todo, lo visible siempre necesita de un candil aguzado, una
mecha
del tamaño de las estrellas para ver los anillos enroscados de las
palabras,
o el círculo vicioso de la lectura del semen.)
Barataria,
13.III.2013
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