martes, 5 de marzo de 2013

VÍCTIMA

Imagen cogida de la red





VÍCTIMA




Arrastras la oscuridad del pasmo en la boca de piedra del sótano.
Victimario de nuca y mano, —halas el gatillo con la sombra
de la perfidia, y luego abrazas al prójimo descalzo, el ajo en la intemperie
como un nicho póstumo.
(¡Cuántas revelaciones de última hora en la tarde!)
Matas sin reparos la palabra, derribas la rama envidiada, te hartas
a secas la cosecha, remueves el horóscopo de la sangre, juras que todo
el poema se haga ceniza, allí en el hacha de la intolerancia.
(Un ego crecido es señal de fuegos inseguros. El destiempo sólo es mancha
en los juegos del desequilibrio.)
Quien de continuo hace alarde de su palabra, del verso-proverbio,
cava su propio latido en la espuma: he visto a los espectros andar de tumba
en tumba, el monólogo concluye en la sordera de los párpados.
También la sombra es sustancia, aunque exaspere su presencia,
aunque su asedio obceque las pupilas.
Algunas veces se tornan insoportables ciertas partituras: la luz desconcierta
cuando en la memoria únicamente existe la imagen de la noche.
(A diario tropezamos con estos semidioses, larvas del mimetismo.
Cada vez su oficio se confunde con las cámaras de la muerte.
Asesino del asesinado, paisaje imprescindible del mundo en pedazos.)
Para saber que existo, no hay necesidad de hipnotizar el alfabeto…

Barataria, 21.II.2013


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