Imagen cogida de la red
PÁJAROS DISECADOS
Como los pájaros disecados en el
envejecimiento de la madera, las arterias
quemadas y los duros esqueletos
de la sombra en las sienes.
Parto hacia las fronteras del
viento. Crecen, por doquier, los miedos acumulados,
los papeles sucios y la
inflación de la economía global.
Siempre hay más preguntas cuando
avanzan los fogonazos de la oscuridad
hacia el horizonte. Desde su
propia lengua, cada quien paga sus empréstitos,
los fondos de la respiración,
los pulmones antes que muera la realidad.
El sol de puntillas del abismo.
(Todo es como sucede: desvaídas mueren las melancolías, a vos los
ojos amarillos
de la lengua, la espuma cavada en el pájaro, el hacha indócil de
los escorpiones.
Para vos, el ala silbadora de la soledad
sobre esta tierra de difícil ternura, —tierra del pájaro fósil en
el ánfora donde
la alta noche, se yergue y rumia hacia lo remoto de la fosa.)
Siempre existe una primera
ilusión. Yo tengo la mía, es decir la tuve.
Quemados en el costado los
recuerdos, volátiles las telarañas, solo la demencia
y sus aullidos conmigo. Solo
estos pájaros implacables de ceniza.
Qué he aprendido de la voz
ilimitada del último atlas muerto, del imaginario
del tizne, o de la arquitectura
de los claveles en huida.
Hay jardines hipotecados idénticos
al asfalto y toboganes paralelos a tugurios,
y días de aguas sucias mordiendo
polvaredas. (¿Cómo arropo el frío,
después que no hay trastienda para practicarme la eutanasia?
—entre piojos
y liendres, uno aprende como el pájaro a guarecerse en la noche.)
Barataria, 07.VII.2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario