Imagen cogida de la red
ESTRAGOS
El daño es inminente cuando los
bisturís se ensimisman en la noche.
¿Qué furia silenciosa recorre lo
que parece ser la noticia de todos los días?
¿De qué film, la hidrocefalia,
las vísceras rotas sobre el oleaje del polvo?
¿Qué sabe usted de los muertos
que produce el país como juguetes para niños,
además de grandes historias en
platos vacíos?
¿Qué sabe usted de la historia de
la noche y los consorcios que multiplican
pañuelos, y fritura de escombros
en las aceras como la libertad y las palabras
callosas y en desuso? —Usted,
sabe y conoce la película en la que actuamos,
además de la historia paralela
del cacareo. Lo sabe. Mira el trance de vidas.
Usted ve de soslayo a la
humanidad empujada al fracaso. (Se vale
de los débiles
con letra ilegible, nos hace soñar con los titulares de los
periódicos;
pero se olvida en demasía de los condenados de siempre al hambre y
el olvido.
Usted reverbera en los espejos omnímodos del poder, mientras las
calles
se llenan de innumerable espuma.
Usted sabe de los desaparecidos que nos golpean la memoria.
La cara de la miseria no desaparece, ni los gánsteres, ni el
estrépito de ciertas
voluntades, acostumbradas al chanchuyo.)
Uno es el mueble roto en todos
estos fragmentos de realidad apocalíptica.
De qué lado estoy —me dices— justo cuando en la esquina hay un atraco.
Usted sabe que es el mismo olor
de la muerte el que toca a la puerta: mire,
no somos Lázaros, ni podemos
partir las aguas ni caminar sobre ellas.
Mire las larvas en las manos, diariamente
corroen el cordón umbilical…
Barataria, 10.VI.2015
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