Imagen cogida de la red
SUMA INCOMPLETA
Apenas reconstruidos los
hundimientos, la suma habitada es incompleta.
Siempre hay sospecha a la hora de
jugar con la bruma: el alba sin renovar
los cansancios, el ojo colgado de
los ardores del condimento.
En los caracoles siempre queda
algo que no se desnuda. La eternidad pierde
su asombro; en la destrucción,
alguien se queda contemplando el caos.
Sumo espejos y siempre son
incompletos los ojos.
(Siempre aquí, las cacerolas vacías: dejan a su paso nieblas y
husos horarios,
cuerpos en penumbra, arqueadas sombras en la cicatriz del
calendario.
Sobre el granito, el alma fría de las estatuas.
La ceniza es exacta alrededor de las cosas; en un instante caen
los hombros
de la mañana, los días incompletos que picotean en las ventanas.)
En algún cuerpo inocente la sal
colma con sus miedos.
Algo hace falta para trazar a
plenitud los itinerarios del firmamento: hay algo
inalcanzable en esta intemperie
de candados, en la semilla irrevocable
de la fuga. Algo queda del total
desvarío de la garganta, o de la memoria.
Al primer hervor del tejado, mis
días desenterrados de la fosa.
—Debajo del élitro, el armario
que respira sueños y puertas; sólo quiero,
a fin de cuentas, seguir
respirando en mi materia con todas sus estrías.
Toda la vida se abre a las
simulaciones: la historia siempre resulta terrible
cuando se trata de hacer
inventarios.
El alba, después de todo, no cabe
en los bolsillos, ni en la memoria…
Barataria, 08.IV.2015
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