Imagen cogida de la red
RECUERDOS VACÍOS
(Recuerdo al país de las marchas y las manifestaciones, el país que
buscaba
la democracia, el que invitaba al diálogo y que llenó de vida sin
envejecer la esperanza; aun entre las balas había lucidez.)
Ahora, los terrones enmohecidos
de las semillas, las ramas evaporadas
de las horas, el follaje flotante
en la espesura del pecho.
Llovías entonces y florecías en
mi paladar, estabas intensamente desnuda,
intensa en tu cuerpo sin sábanas,
inagotable y verídica, tal cual los trenes
con alas y el cielo.
—En un momento nos perdimos en
las máscaras de la noche. Eran los días
suicidas en la ventana, los
extraños pájaros del paradigma. En tu cara
y en la mía, los recuerdos
vacíos, salvo los pañuelos y las destrucciones,
las cerraduras y los tantos
tropezones en ayunas.
Ahora, ciegos de herrumbre, convulsiona
el campanario del futuro, sudoroso,
como las gargantas muertas de las
palabras diseñadas para la noche.
A ratos la historia es sangrienta
y nos amenaza con sus duplicados arpones.
(Duplica las desgracias; en su trance, se nos pierden hasta las
reminiscencias;
en el simulacro de la nueva ropa, el mismo molde envejecido de
vacíos.)
No importa cuál sea hoy el
escenario: ya hemos envejecido en demasía como
para pensar qué otro nombre le
ponemos a la eternidad.
Sobre los peñascos de la
historia, la ceniza agita los sueños, los cálculos
de la publicidad, y tanto
laberinto que nos grita sus panfletos.
Si se nos vacían los sueños, también fenece la
fábula sin hallar a los culpables.
Barataria, 18.IV.2015
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